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El corazón quiere lo que quiere...

No hay luz sin sombra ni día sin noche.
No importa si se es optimista o no, la realidad es esa.
No existe una sin la otra.

De más es el intento de mi ser por vencer las tinieblas,
en vano es esa lucha contra los monstruos de ayer.
Tal vez sea lo valiente para frenar y callar los demonios
más esos los puedo ver venir y contra ellos arremeter.
Pero ¿qué pasa con esos fantasmas de mi mente?
Son invisibles y hasta el momento invencibles,
no importa lo mucho que me esfuerce o pelee,
podré creer que los vencí y aparte de mi vista
pero como culebra en matorrales, como oscuridad en luz
se van metiendo poco a poco, calando bajo la piel
entrando al alma y llegando al corazón, sin uno ver.
Solo se necesita un golpecito para ver el avance del mismo
un golpe a la realidad del ser y la relación para que reaccione.

¿Cómo luchar? o más bien ¿Para qué luchar?
Ya tantas noches solo con estos fantasmas que me harté de luchar
me harté de dar pelea y resistirme a sus garras que claman mi dolor.
Me cansé de querer ganar, de querer siempre ser feliz ante ellos.
ME HARTÉ, hoy decido simplemente dejarme en sus manos,
dejarme en su marea y ver hasta donde me lleva...
Dejarme en su dolor, al final de cuentas eso es lo que el corazón quiere.

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