Ir al contenido principal

Caja de Pandora

Batallas como estas eran las que me encantaría enfrentar con las personas que me aman a mi lado, pero era demasiado egoísta el hacerlo. Eran batallas que no sabía si podría ganar, eran batallas obligadas y arriesgadas. Batallas contra mis propios fantasmas y demonios, desechos del pasado que se asomaban a mi presente intentando contaminar todo el futuro. Asuntos pendientes muy cercanos a mi alma que no había podido cerrar. El conjunto de estos asuntos inconclusos constituía mi Caja de Pandora personal. A lo largo de los años se había ido añadiendo un terror, un demonio o un nombre a la Caja sin esperanza de ser abierta frecuentemente. Pero como Caja de Pandora las muy contadas veces que se había abierto, sin yo haberlo previsto, arrasaba todo a su paso. Como neblina carnívora destruía toda la felicidad alrededor de mi mundo y lo llenaba de inseguridades, dudas, pesimismos y sentimientos de inferioridad que no me ayudaban a batallar en contra.

Nuevamente se había abierto, había durado cerrada ya bastante tiempo. Con el paso del tiempo aprendí que lo mejor era enfrentarme a los problemas de cara y así se irían debilitando y lo había logrado... un problema a la vez. Pero momentos como estos, me rodeaban y atacaban todos a la vez. ¿Qué podía hacer? ¿Tirarme a llorar hasta que supieran que habían ganado? ¿Esperar por el rescate de alguien? Era inútil, no había forma de escapar o esperar rescate. La batalla era dentro de mí y entre más tiempo escapará, mayor sería la sed por sangre, lágrimas y dolor.

Comentarios