Respira, tranquilo. Todo va a salir bien. Se había llegado la noche, era la fiesta de cumpleaños de Sebastian y estaba nervioso hasta los huesos. Todo podía salir perfectamente bien o completamente mal. - Hola preciosa - abrasé por la espalda a Lucía y le plante un tremendo beso en la mejilla. - Oí tu melodiosa voz y por eso salí más rápido que me estaba terminando de cambiar. - Lucia era chaparrita, gordita pero no en exceso, sino lo justo y lindo, sonriente, de tez clara pero morena por el sol de la capital y una simpatía y dulzura sin igual, en resumen, un amor de persona cuando te llevabas bien con ella. - ¡Santiago veniste! - me contestó. - Por supuesto. ¿Como iba a faltar? - le dije con una sonrisa mientras agarraba un vaso para poder beber. La noche pasó rápido junto a Lucia, Edith y Marco. Eran buenas personas que había conocido a través de Sebastian y definitivamente pasaba un gran tiempo con ellos. Risas, bromas, burlas y molestaderas fue en lo que consistió toda la noche
Un atípico joven-adulto que necesita de vez en cuando vomitar todos los sentimientos que trae adentro, utilizando las palabras y versos como forma controlada de explotar desde el 98 más o menos.