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Polos Opuestos.

- Alo! Año? Año? - la linea muda. Me había colgado. No era nuevo, había peleado de nuevo con mi madre, era una costumbre semanal del último mes. - Paso adelante, respira, paso adelante, respira, paso adelante, mantente completo en una pieza y no rompas en llanto, paso adelante, respira. - Repetía en mi cabeza una y otra vez hasta sistematizar mi cuerpo. Lo más importante era lo de no desmoronarme en pleno campus, lo demás vendría según la necesidad. Sonrisa falsa de no pasa nada, había sido la mascarilla escogida desde hace ya un par de horas. Justo cuando había confiado mi fe de nuevo en Dios me defraudaba. ¿Era una broma o que? ¿Acaso mi felicidad estaba condenada a no durar?. Mi alma gritaba por un abrazo, pero al parecer nadie la oía, o todos pretendían no hacerlo. A mi lado estaba Sebastián, era con la única persona con la que quería y odiaba estar en este preciso momento de mi vida. Quería estar a su lado en este momento porque estando a su lado todo salia bien, no importaba si llovía o no, todo salia bien. Odiaba estar con él en este momento porque sabia que con mi inestabilidad emocional lo alejaba mas de mi.

 - Todo estará bien ¿Si? Tranquilo - susurró, sentí el calor de su mano en mi espalda. Y el calor no se apartaba del punto de contacto. Fingí la mejor sonrisa que pude, lo notó y yo lo sabia por su mirada. Una pequeña gota se abría paso a piel y espada en mis ojos. Baje la cabeza entre mis piernas y deje que saliera. Deje que brotaran las justas y necesarias. Sebastián aparto su mano, el lugar que ardía hacia unos pocos momentos ahora se sentía vacío a la falta de contacto. - Vamos, reúne toda esta mierda y levántate - me murmuré mentalmente, limpie esas lagrimas y me levanté, era la única opción que tenia. Caminamos sin hablar, estábamos a menos de un metro de distancia físicamente, pero mentalmente estábamos a miles de kilómetros de distancia. - ¿Tan difícil es saber que quiero un abrazo? - me pregunté - El es así y no lo puedes cambiar y lo sabes, ¿recuerdas? - contesté. - Mejor cállate y mantente neutro. - dije finalizando mi pelea mental. Sabia que no lo haría, lo sabia muy bien pero aun así lo esperaba.

Lo había hecho antes, pero me había mostrado que las cosas emocionales mías lo alejan. Siete menos diez, ya faltaba poco para irme de acá, solo tenia que aguantar diez minutos más y luego lidiaría con todo en mi casa. - Acompáñame al carro, me voy a ir ya - murmuró. Caminamos de la misma forma en la que habíamos estado desde hace ya una hora, a miles de kilómetros de separación. Llegamos al carro y espere afuera, dejo su mochila y cosas, rodeo el carro y se posiciono frente a mi. -No soy de las personas que hablan, pero supongo que eso ayuda así que ¿querés hablar de ello? - sus intenciones eran buenas, pero su tono era frío y dolía. La conversación pasaba de un punto a otro sin tener exacto fin. Todo parecía un sermón acerca de buscar mi felicidad sin que dependiera de nadie hasta que no pude evitar el comentario - ¡Es que no te das cuenta que solo necesito un abrazo de alguien! - silencio. Seriedad en su rostro - Pues lo siento mucho y por eso te tenes que buscar un novio o novia, alguien que haga esas cosas porque yo no soy así. - pude oír el quiebre interior, - no importa - me dije antes de contestar -Si, yo lo se y no te lo pedía como novios porque se que no lo somos , tan solo lo pedía como un amigo que en serio lo necesita - suplique. Me arrepentí de haber sonado tan patético al terminar de murmurar las palabras.

Silencio.

Es cuando te das cuenta que no todos los infinitos son iguales ni se sienten iguales.
Lo aprendí de uno de mis libros favoritos.

Este infinito silencio que duró segundos se sentía frío, distante, extraño, doloroso, desgarrador pero a la vez real. - Lo siento, no soy así. - Murmuró. El vibrar de mi teléfono me hizo reaccionar y acabar con ese infinito que vivía para desangrarme. Mi primo ya se iba y me iba a dar un aventón. - Ya me tengo que ir. - dije con la mirada agachada. -Esta bien, adiós. - Media vuelta y se subió al carro. Paso adelante y lo deje atrás, sabia que no era como yo quería que fuera, pero no siempre las cosas o personas van a hacer lo que tu deseas. Era un desastre seguir intentando algo estaba claro, pero era un bello desastre que quería intentar. Dos polos opuestos en esta y muchas noches pero que al final se necesitaban para mantener su sanidad. O al menos así lo sentía hoy. Una lágrima rodó por mi mejilla. -No importa. - me volví a susurrar. -No importa.

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